Del mérito, esquivo para Cantillón,
Adam Smith, que al criterio de mu-
chos el “Padre de la Economía Po-
lítica” y que como ningún otro fue
citado por éste es su obra cumbre;
lo es quizás porque su vida intelec-
tual se desarrolla en un mercan-
tilismo tardío, pocos años antes
del orecimiento de la siocracia.
Es por ello, muchos dicen, que su
teoría muestra la apertura a las
nuevas ideas del emprendedor y
empresario, no es mercantil, pero
que tiene la viveza del individualis-
mo mercantil; también mucho de
la siocracia, por el valor dado a la
tierra en la producción y así del li-
beralismo económico, muy contra-
rio, al pensamiento proteccionista
mercantil.
Los Economistas Clásicos y la
Empresarialida
Si se asocia el papel del empresa-
rio, no sólo al dueño de la empre-
sa, o en términos más apropiados
dentro de la economía clásica, al
capitalista. Éste se puede asociar
más al empresario, con base en
las necesidades del mercado y el
afán de lucro, busca la maximiza-
ción del benecio aumentando la
productividad del trabajo, a través
de la especialización y el mejora-
miento de las habilidades del tra-
bajador. Por ello, se puede identi-
car con un aventajado empresario,
aunque su papel no sea explícito
en la denición de empresario o
emprendedor, se muestra como el
dueño del negocio.
Los economistas clásicos, repre-
sentados por Adam Smith, David
Ricardo y J.S. Mill, incluido Carlos
Marx, concebían al empresario
como el propietario del negocio,
es decir, todo aquel que era pro-
pietario del capital. Durante éste
periodo del capitalismo, que aún
se encontraba en proceso de ges-
tación, no existía diferencia entre
el empresario y el capitalista, las
individualidades empresariales pri-
maban y ocupaban una posición
relevante en la sociedad.
Es necesario resaltar que no hi-
cieron esa gran diferenciación,
puesto que existían complejas di-
cultades de carácter histórico, el
desarrollo de la industria y de las
empresas, aún
estaban en proceso de consolida-
ción y de transición para alcanzar
un nuevo peldaño en su desarro-
llo. De ahí, Smith, en su incunable
obra de la economía, la Riqueza de
la Naciones, concede importancia
al progreso económico, siendo
uno de los factores fundamenta-
les del crecimiento económico,
descansa en un concepto que, en
cierto modo, fue institucionaliza-
do por él, la división del trabajo.
Desde esta óptica, la división del
trabajo, contribuye a incrementar
la producción, debido a la espe-
cialización y destreza que logra
adquirir el trabajador durante su
actividad laboral en la empresa,
al adquirir el trabajador mayo-
res destrezas y habilidades en el
trabajo, se produce un ahorro de
tiempo en benecio del empresa-
rio, con las tareas simplicadas y
casi de carácter rutinaria conlleva
a la invención de nuevas máquinas,
elevando la productividad y gene-
rando un impacto en el desarrollo
empresarial. En términos sencillos,
Smith arma que la división del
trabajo descansa en la magnitud
del mercado, el crecimiento de las
ciudades y en la libertad del mer-
cado como pilares fundamentales
del progreso y del desarrollo in-
dustrial.
Por lo tanto, Smith considera im-
portante el concepto de “hombre
económico,” al que mueve única-
mente el interés personal, consi-
guiendo los nes que persigue por
medio de la competencia. El inte-
rés personal no contradice, según
el autor, los intereses generales,
pues así es el orden natural (Kara-
tiev & Rindynes, 1962).
Otro enfoque de los clásicos, aun-
que incipiente del desarrollo em-
presarial, se encuentra en David
Ricardo, dado lo que concierne, al
análisis sobre la maquinaria, para
lo cual plantea, que la esperanza
de obtener utilidad anima al em-
presario particular a la introduc-
ción de nuevas maquinarias, así
“estará determinado por los efec-
tos que de ella se esperan sobre
las utilidades o, según sus pala-
bras, sobre el producto neto, más
bien, que sobre el producto bruto
de la industria.
Management Review No. De reserva 04-2014-08110025600-203 ISSN 2007-977X Vol.2 No.1
24
2017
DOI: https://doi.org/10.18583/umr.v2i1.44